Casi que antes de empezar igual os suelto el bombazo… Megalodón ha recaudado en su fin de semana de estreno la friolera de ¡141,3 Millones! Por lo que se rumorea que se está preparando la secuela. Lo del bombazo lo digo con ironía, porque en si la película no es que sea precisamente buena, eso sí, un rato entretenido pasas y reírte también te ríes. Dicho esto vamos a entrar en detalles sobre la película, que eso nos interesa más.
Lo primero de todo decir que Megalodón es la adaptación cinematográfica del Best-seller de Steve Alten MEG: A novel of deep terror, publicada en 1997, y a la que sigue una saga de libros. La trama nos sitúa en el Océano Pacífico, donde un grupo de científicos está tratando de demostrar que la zona abisal no es la más profunda del planeta, sino que hay una biosfera debajo todavía por descubrir. Durante la primera inmersión, descubren dicha biosfera, pero también un depredador con el cuál no esperaban encontrarse, el Megalodón. Este primer equipo, queda atrapado en las profundidades al ser atacado por el enorme tiburón del jurásico, por lo que deciden recurrir a Jonas Taylor para que los rescate. Al cruzar la barrera de vuelta a la superficie, entonces liberan al Megalodón. Ante el peligro que acecha a la costa, el equipo de científicos tratará de terminar con la amenaza del tiburón gigante.
Exceso de tensión con un abusivo uso del CGI
Megalodón es una película de ciencia ficción que quiere recrear el miedo que sembró en el espectador Tiburón. Pero que el depredador marino sea de un tamaño descomunal no implica que el miedo que pueda sentir el espectador vaya a ser proporcional, ya que lamento mucho decirlo pero son numerosas las escenas en las que se aprecia con tranquilidad que el Megalodón está hecho mediante CGI – y si nos situamos en el desenlace de la película ya ni os cuento -. Hay más ejemplos, pero no quiero revelar nada porque eso de hacer spoilers pues, me estoy desintoxicando y la verdad que es hacer una faena.
Bueno, prosiguiendo con la película. Tras lo que os acabo de contar surge la pregunta de ¿cómo conseguimos asustar aunque sea sólo un poquito? Pues manteniendo al espectador en tensión, casi constantemente para que así no sepa por dónde va a aparecer el tiburón o cuál va a ser el siguiente en morir. La verdad que esa tensión da sus frutos, porque el susto lo tienes asegurado en un par de ocasiones pero no terminas de disfrutar la película. Es un poco excesivo porque no paras de hacer quinielas sobre quién será el próximo.
Jason Statham, el heredero de Chuck Norris
Es conocido por todos, o casi todos, hasta que nivel de “divinidad” llegaba el bueno de Chuck. Pues Statham lleva la misma marcha. Ahora os lo aclaro todo, pero ya imagináis por dónde van los tiros.
Partimos de la base que estamos ante una película de ciencia ficción, que nos quede del todo claro. Y que los protagonistas se enfrentan a una criatura del jurásico que ha sobrevivido a lo largo del tiempo, y parece que durante este período su inteligencia ha ido desarrollándose hasta el punto de que les toma el pelo a Statham y su equipo ¿no os suena de algo? Bueno, esto es un plus, ya que el Megalodón así es el doble de peligroso. Pues Statham no duda ni un segundo en meterse al agua a: jugarse el tipo, intentar dar caza al tiburón, hacer de señuelo o rescatar al resto… Emmm, estamos hablando de un tiburón de más de 20 metros.
Continuando con la heroicidad, de cara al final de la película no duda en “sacrificarse” por el grupo, cosa que ya se sabe que él no puede morir porque prácticamente es el protagonista. Y va solito a terminar con el Megalodón, cosa que no habían conseguido previamente tras varios intentos y darle a la cabeza. Pues de la forma más sencilla Statham pone fin al asunto, vamos lo mismo que pasaba con el Indorraptor en Jurassic World 2.
Hablamos de Incoherencias, y sí, es todo Spoiler
Al principio la película nos sitúa en medio de un rescate en las profundidades del mar. Jonas está llevando a cabo el rescate de la tripulación de un submarino nuclear, que se encuentra en estado crítico. En medio del rescate el submarino es atacado por un “monstruo” que consigue doblar las paredes, hasta el punto de hacer que el submarino explosione. Jonas se ve obligado a tomar una difícil decisión, sacrificar unas vidas para salvar a los que ya había rescatado o morir todos. Y es esa decisión la que provoca que se retire de su trabajo.
Es entonces cuando ya aparece por primera vez en escena el Megalodón, que es el causante de la explosión. Y por aquel entonces nadie cree a Jonas. Pero claro, se supone que es cuando cruzan la barrera de la zona abisal que liberan al tiburón. Esto la verdad que te deja un poco como ¿qué me estas contando si ya había un megalodón rondando por ahí hace 5 años? Pero bueno es lo que tiene la adaptación de una obra literaria a la gran pantalla.
Dejando todas estas pequeñeces a un lado, la verdad es que Megalodón es entretenida y cumple con las expectativas si vas al cine con la intención de desconectar y pasar un buen rato. Porque hay acción por un tubo, ciencia ficción ni os cuento, y las risas están aseguradas aunque no quieras.
Curiosidades sobre Megalodón
Para poner el cierre esta crítica “constructiva”, he recopilado una pequeña serie de curiosidades que pueden ser de vuestro interés.
El accidentado rodaje de Ruby Rose
La actriz vivió un momento en el que su vida corrió verdadero peligro, y es que durante el rodaje, en una de las escenas rodadas dentro del agua en la que la actriz tenía que nadar de regreso al barco, sus zapatos estaban llenos de agua y hacían que se hundiese. Afortunadamente todo se quedó en una anécdota y un gran trago de agua.
Jonás y la Ballena
El nombre del protagonista, Jonas Taylor, no está escogido al azar, sino que su creador se inspiró en historia de Jonas y la ballena.
“Dios envió a Jonás a Nínive para que predicase su palabra, pero este decidió tomar un barco y navegar en dirección contraria por miedo a Nínive. Entonces Dios le envió una tormenta y Jonás tuvo que sacrificarse tirándose al mar para salvar la vida de los marineros que se encontraban en el barco, entonces pasó algo inesperado: se lo tragó una ballena. Muy asustado, Jonás le rezó a Dios, y al tercer día la ballena lo arrojo a una isla.”
Rodando en Nueva Zelanda
Aunque la trama tiene lugar en China, y una pequeña parte de la película se ha rodado en la Isla Hainan, casi todo el largometraje se rodó en Nueva Zelanda. Concretamente se utilizó el golfo de Hauraki como doble del Pacífico chino.
En busca del público chino
Esta producción nació con la finalidad de llegar al público chino, quizás por ello no sólo cuentan con un reparto conocido en el país y plantean el desarrollo de la trama en el Pacífico chino, sino que también encontramos diálogos en chino que a nosotros nos aparecen subtitulados.
Varios intentos de ser llevada al cine
En 1997, cuando la novela Meg: a novel of deep terror fue publicada, Disney compró los derechos para producir la película. Pero desarrollar esta historia suponía desembolsar una gran cantidad de dinero, por lo que se pospuso tanto este proyecto que Disney perdió los derechos y estos volvieron a ser de su creador. Además, durante el tiempo que Disney tuvo en su poder los derechos de Meg, no quiso competir con la película que en 1999 Warner estaba produciendo: Deep Blue Sea.
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[…] Se trata de la adaptación cinematográfica del Best-seller de Steve Alten MEG: A novel of deep terror (1997), que nos sitúa en el Océano Pacífico, donde un grupo de científicos confirman que debajo de la zona abisal del planeta existe una biosfera a la que nadie había llegado nunca. Lo que ellos no saben es que es el hábitat de un tiburón del jurásico, el Megalodón, que es liberado y amenaza con alcanzar la costa. Si queréis saber más sobre la película – tanto los que la habéis visto como los que no – os recomiendo leer “El Megalodón al que dio caza Jason Statham”. […]