En 2016 Disney volvió a superarse nuevamente con Vaiana (Moana), al realizar una película de animación que estaba compuesta al 80% por efectos visuales. La mayor parte de estos efectos los encontramos en el océano, que es uno de los personajes principales de la película, ya que fue uno de los elementos más difíciles de animar. Por lo que no es de extrañar que tardaran en crear el largometraje 5 años, sobre todo si tenemos en cuenta los avances tecnológicos y de software que han sido necesarios para su creación.
Pero antes de ponerse manos a la obra con la animación, los directores y el equipo de arte llevaron a cabo un exhaustivo trabajo de investigación y recopilación de datos. Lo cual les llevó a trasladarse hasta las islas del Pacífico durante una temporada, para conocer, vivir y experimentar en primera persona la cultura, costumbres y forma de vida polinesios. Se trasladaron a Tahiti, Mo’orea, Somoa, Bora Bora, Fiji y muchas más, pero fue en esta última localización en la que conocieron y viajaron en embarcaciones fiyianas.
En este viaje el equipo y los directores descubrieron que los polinesios son un pueblo marinero, constituido por los mejores navegantes que el mundo haya podido conocer. Aprendieron también la importancia que tiene el océano para este pueblo, ya que para ellos es el óceano quien da vida a la Tierra. Fue aquí donde surgió la idea de que el océano debía ser un personaje más de la película.
Aunque si hubo una filosofía o frase que realmente marcó a los directores fue “Know your mountain”. Lo que viene siendo que debes conocer de dónde vienes para saber dónde estás, ya que es lo que determina quién eres tú y quienes son todos los demás. Por lo que decidieron establecer esta filosofía como una de las bases de la película.
La base de la historia
Además de tomar la filosofía “Know your mountain” como uno de los pilares base de la historia, e introducir el elemento océano como un personaje más, Disney basó parte de la trama en hechos reales sucedidos a los pueblos del Pacífico. Y es que como pasa en Vaiana, durante un largo periodo de tiempo dejaron de navegar y de descubrir islas. Según dicen este parón fue de casi 1.000 años, pero las causas del por qué se desconocen actualmente.
Lo que idearon los directores del largometraje fue buscar la explicación a este “paréntesis”, así como buscar una excusa para que volviesen a navegar de nuevo, pero contándolo a modo de cuento o fábula.
El diseño de los escenarios
Hay que partir de la premisa de que la historia nos sitúa 2.000 años atrás en el tiempo, por lo que no hay una “referencia” exacta en la que basarse o recrear. El equipo de arte elaboró majestuosos y coloridos paisajes que constituyeron los escenarios de la película. Pero muchos de ellos se inspiraron en Tetiaroa, el único atolón del grupo de las islas de Barlovento. Curiosamente es uno de los lugares más vírgenes de la zona pese a ser propiedad privada de Marlon Brando.
Quisieron intensificar todavía más los colores, para dar un aspecto envolvente en el espectador y provocarle ganas de entrar en la pantalla y lanzarse a disfrutar del mar. Aparecen más de 40 especies de plantas, en las que se incluyen las propias flores y vegetación autóctona de las islas que visitaron. También introdujeron variedades polinesias de cocoteros, malanga y fruta de pan. Pero no fueron totalmente fieles a las plantas que podían existir hace 2.000 años, ya que se tomaron algunas libertades y añadieron flores que probablemente no existían por aquel entonces. Cabe destacar, que para ser lo más fiel posible a la realidad polinesia, el estudio creó Oceanic Story Trust: un equipo constituido especialistas autóctonos como arqueólogos, historiadores, pescadores, lingüistas, tatuadores, tejedores, etc.
La Isla de Motunui se diseñó desde cero, pero después de haberle puesto nombre. Y es que resulta que Motunui significa Isla Grande (Motu = Isla + Nui = Grande), por tanto como su propio nombre indica, debía tener unas dimensiones considerables. La intención era mostrarla en su totalidad en escena, concretamente en planos como el Gran Plano General o General Largo, por lo que modificaron la escala de la montaña para que entrase en el plano y fuese más realista.
Dando vida al Océano
A estas alturas, y sobre todo si ya has visto la película, nos ha quedado más que claro el importante papel que juega el océano en Vaiana. Y no sólo eso, ya que la mayor parte de la trama tiene el agua como principal escenario. Por lo que eso supuso todo un reto para el equipo de diseño y animación, que queda plasmado en que el 80% de los efectos visuales de la película prácticamente son de agua.
Para crear el mar de la manera más realista posible, el equipo pasó y estudió durante bastante tiempo el agua: piscinas, salpicaduras, océano, profundidades, visibilidad, etc. Además patentaron un software nuevo al que denominaron “Splash”, que le daba un aspecto verdaderamente realista al agua. La cosa era que una determinada serie de ecuaciones matemáticas describen cómo es el movimiento del agua, pero en cuanto introduces un barco esas ecuaciones se pierden. Por tanto tuvieron que seccionar una parte del conjunto para simular el movimiento del barco, las salpicaduras, etc. para después introducirlo en la imagen global.
Es decir, realizaban el trabajo en diferentes planos o capas que luego combinaban en uno general. Esto les permitió crear las olas y situarlas en un plano en el que jugaban con su movimiento, altura y velocidad. Lo mismo hicieron con las salpicaduras, burbujas, estelas y demás, lo que permitía crear una imagen con un altísimo nivel de detalle y realismo.
“El Océano me eligió”
Este coprotagonista de Vaiana fue ideado o, más bien, su forma se inspiró en la de un títere de calcetín al que posteriormente se le dio el carácter del agua. El resultado fue una lengua de agua que chapotea, está en constante movimiento, deja burbujas o incluso espuma a su paso… Este resultado fue posible gracias al software Splash y al trabajo por planos/capas.
Igual de importante era el factor iluminación en el agua. Un aspecto general a tener muy en cuenta y que termina de dar credibilidad. El director de fotografía e iluminación Adolph Lusinsky quería que el océano tuviese un aspecto creíble, por lo que no dudó en exagerar los colores del agua, saturando algunas zonas mucho más que otras. Aquí es cuando viene el tema iluminación…
Resulta que en el proceso de recopilación de información, para las fotografías que se tomaron del mar se utilizó un filtro polarizado. De esta manera podían percibir el color real del mar y ver más en su profundidad. La luz en la superficie marina crea muchos reflejos de forma natural, y aunque gracias a la tecnología pueden emularlos, decidieron eliminar el 50% de ellos en la película. Lo que permite apreciar de una forma más real el color y la transparencia de las aguas.
Maui el semidios
Ahora vamos con una clase exprés de mitología polinesia. Maui es un semidios cambia formas, travieso y conocido por sus bromas pesadas, al que se considera responsable de las horas del día, la existencia del fuego y la formación de las islas del Pacífico. Y que en si no guarda mucho parecido con la versión que hemos podido ver en Vaiana (Moana).
En la película no es otro que Dwayne Johnson quien le pone voz, motivo por el que los directores quisieron que el personaje se pareciese al actor y decidieron que el semidios debía ser calvo. Pero ¿qué pasó cuando mostraron el diseño de Maui a los asesores culturales (Oceanic Story Trust)? Pues que estos se impusieron rápidamente y dejaron muy claro que Maui no era calvo. Es más, en los mitos se cuenta que el semidios tiene un cabello largo y que este forma parte de su maná (energía espiritual), como para dejarlo sin un solo pelo.
Pero puede que además el tema de no incluir pelo en este personaje fuese un intento de evitar más complicaciones. Porque para quienes no lo sepáis, lo más complicado de animar en una película son el pelo y el agua, y será por agua. Aunque hay que decir que para Disney animar el cabello, después de la producción de Enredados, ya no supone tanto problema. Eso sí, que tenga ese alto nivel de detalle y movimiento engorda muchísimo el presupuesto.
Crear los complejos rizos de Maui como los de Vaiana, que los personajes pudiesen interactuar con su pelo: tocarlo, recogerlo en moños, mojarlo, el movimiento con el viento, etc. Supuso a los animadores que pasasen 6 meses creando un nuevo sistema de animación generado por ordenador, el cuál permitía lo ya mencionado y mucho más.
El tatuaje del Mini Maui
Dar vida al Mini Maui que habita en los tatuajes del semidios supuso un retorno a las técnicas tradicionales de animación: mano, papel y lápiz. El encargado de este trabajo fue el animador Eric Goldberg, que dibujó la animación en papel y posteriormente la proyectó en Maui, de esta forma se consigue crear la sensación de que realmente se mueve bajo su piel.
Esto daba un extra de dificultad, ya que había que tener en cuenta los movimientos de la piel y el cuerpo. Luego está el ámbito narrativo, hay que saber qué es lo que se quiere contar con cada uno de los tatuajes. Hay que tener en cuenta que los tatuajes tradicionales polinesios tienen motivos geométricos, que en su diseño en sí también cuentan historias o se asocian a una divinidad.
El diseño de los tatuajes estuvo supervisado por el tatuador Su’a Peter Sulu¡ape, que comprobó tanto el patrón como cada una de las marcas para que fuesen lo más fiel posible a la cultura polinesia. Cabe destacar que la palabra tatuaje proviene del termino polinesio tatau, que significa escribir.