Seguro que les has visto en varias ocasiones sin saber que eran ellos, ya que el alto nivel de caracterización les transformó en personajes totalmente diferentes y peculiares. ¿Os suenan los nombres Doug Jones y Javier Botet? Uno más que otro puede ser ¿no? Y si os doy pistas como el Fauno de El laberinto del Fauno o REC ¿comenzáis a relacionar a los actores con sus roles?
Bueno sea la respuesta afirmativa o negativa, en este post quiero que conozcáis su labor interpretativa. Ya que muchas veces la caracterización, tan extrema, hace que el personaje haga sombra al actor quedando este rezagado a un segundo plano. Aunque próximamente, no voy a dar fecha fija, conoceremos un poco más la caracterización profesional y todo el trabajo que hay detrás, en este post vamos a hablar de la labor de Doug Jones y Javier Botet.
Doug Jones, el mago del disfraz
Si por algo se caracteriza Doug Jones, y nunca mejor dicho, es por ser ese carismático gran actor que se esconde detrás de los “monstruos” del cine. El punto de partida que marcó el inicio de su estelar carrera nos sitúa en 1992 con la película Batman Vuelve, en la que dio vida a Payaso Criminal. Sin duda una de las caracterizaciones más simple y sencilla en la que le hemos podido ver, pero por algo se empieza. Apenas un año después nos sorprendía gratamente en la descompuesta piel de Billy Butcherson en El retorno de las brujas (1993).


1997 fue una fecha crucial ya que con Mimic, película en la que interpretaba a un horripilante insecto, se consagró la unión entre Guillermo del Toro y Doug Jones. Este film marcaría el inicio de una cariñosa y numerosa colaboración entre actor y director, ambos amantes de los monstruos clásicos del cine. En el 98 dio el salto de insecto a alienígena del sarcófago en The Outer Limits, mientras que al año siguiente hizo una aparición en el décimo episodio de la cuarta temporada de Buffy Cazavampiros interpretando a un demonio caballero. Aunque está no es la única serie en la que hemos visto a Doug Jones, ya que daba vida al Anciano de The Strain. Sí, serie de Guillermo del Toro.



Tras tres años de “sequía” en el 2002 volvió por partida doble. Estaba más irreconocible que nunca en La máquina del tiempo, película en la que interpretaba a un espía Morlock. Y en Men in Black II ni te cuento.

Siete años después del rodaje de Mimic, Doug y Guillermo del Toro volvieron a colaborar en Hell Boy (y en su secuela El ejército dorado en 2008). En esta ocasión le toco interpretar a un monstruo marino, Abe Sapien, a quien no puedo poner voz hasta la segunda entrega, ya que en la primera aquella tarea quedo a cargo de David Hyde Pierce. Y hablando de la secuela, no sólo volvió a dar vida a Abe, sino que también al Angel de la muerte.
En 2005 llevó a cabo un doble rol en Doom, interpretando por un lado al Dr. Carmack y al monstruo de la alcantarilla. Mientras que al año siguiente encarnó a tres personajes muy diferentes entre sí: el fauno y el hombre pálido en El laberinto del Fauno (tercera colaboración con Guillermo del Toro) y a Tartutic en La Jóven del Agua.



Al año siguiente tendría su idilio con Marvel en la secuela de Los 4 Fantásticos, sí, él era el actor que encarnaba a Silver Surfer. Pero ocho años después (hizo más películas pero no con un nivel de caracterización al que nos tiene acostumbrados) volvió a hacer equipo con Guillermo del Toro en La cumbre escarlata, donde dio vida al fantasma rojo. Una colaboración que se extendió hasta 2018 con La forma del agua en la cual, seguro que ya lo habéis intuido, Doug Jones es quien da vida al hombre pez, cuyo proceso de caracterización duraba tres horas diarias.



Para terminar con la sonrisa que se esconde tras los monstruos, de momento la última y más reciente caracterización de Doug Jones es el personaje de Star Trek: Discovery, Saru.
Javier Botet el Doug Jones español
La historia de Javier Botet es muy diferente a la de Doug Jones, partiendo de que Botet es un ser único. Esto se debe a que cuando tenía cinco años le diagnosticaron el síndrome de Marfan, una enfermedad del tejido conectivo que afecta al esqueleto, pulmones, ojos, corazón y vasos sanguíneos. Y que si por algo se caracteriza es por la gran longitud de brazos y piernas, además de la estatura de quien la padece. No obstante Javier Botet tiene una altura de 2 metros.
Lo único que le faltaba era esa pequeña gran oportunidad que cambiase su vida, y llegó, sí, con Bajo aguas tranquilas, en la que interpretaba a un monstruo mitad humano, mitad… no sabría muy bien cómo definirlo. Pese a que la película, decir que es mala es quedarse corto, es incalificable le sirvió para iniciar una carrera cinematográfica en la que, hoy por hoy, cuenta con 28 películas a sus espaldas, por no hablar de las series, cortos y videoclips.
Pero si hay un papel a destacar, y por el cual se dio a conocer fue en la película de terror de Jaume Balaguero y Paco Plaza, REC. En ella interpretaba a la niña Medeiros, personaje que encarnó hasta en tres ocasiones más. Y aquí viene la primera bomba: este personaje lo interpretó Doug Jones en el remake americano Quarantine. Tras varios papeles más en diferentes películas, sin caracterizaciones más allá del vestuario y poco más, llegó el turno de Mamá de Andy Muschietti, en la que dio vida al fantasma que aterroriza y cuida a las pequeñas niñas.
En 2015, aquí viene la gran bomba, Javier Botet coincidió con Doug Jones en La cumbre escarlata interpretando al mismo personaje que Doug, el fantasma rojo. ¿Qué os parece? Pues este año resultó ser su punto de inflexión, ya que su carrera a partir de aquí se disparó. Al año siguiente fue el encargado de interpretar al Hombre torcido en Expediente Warren: El caso Enfield, quien pronto tendrá su propia película. Al mismo tiempo interpretó a la bruja rusa en Don’t Knock Twice.


Con el reboot de La Momia (2017) pudimos ver a Botet en una breve aparición interpretando a Set. Año en el que encarnó a un espíritu en Polaroid, también al de El guardián invisible, en Alien: Covenant lo vimos como el Alien y en It, le vimos interpretando a un leproso.


Para cerrar el 2018 Javier Botet dio vida a Key Face en Insidious la última llave y al, no sé si llamarlo espíritu, demonio o ente, Slenderman. Con el impulso hacia arriba que tomó en 2015 parece que todavía nos queda mucho por ver de esta maravilla que nos ha regalado el cine.

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