Sin desmerecer a la novela, porque aquí hablamos de cine, el largometraje de Los Mundos de Coraline es una joya, no solo por la historia sino por tratarse de una película de animación stop-motion con un diseño de producción que rebosa magia por todos sus poros. Pero lo que probablemente muchos no sabíamos, al menos en mi caso hasta hace muy poco, es que la historia de Coraline Jones está basada en un suceso real acontecido hace décadas en la localidad natal de Neil Gaiman, Portchester.
Pude conocer dicho suceso gracias al podcast de Terrores Nocturnos, que dedicaron uno de sus programas a la “misteriosa” historia real detrás de algunos cuentos infantiles: La Macabra Historia Real de La Novia cadáver, Anastasia y Coraline. Verdad o mito, lo cierto es que esta historia real también se ha viralizado recientemente en tik tok, y como aquí abordo temas curiosos e interesantes sobre películas y series, he querido recopilaros dicha historia real en la que se habría inspirado Gaiman a la hora de escribir Los Mundos de Coraline.

Hay quien afirma que, lo que os voy a contar a continuación, fue una vivencia del propio Neil Gaiman allá por la década de los 70 cuando apenas tenía unos 10 años de edad, mientras que otros lo abordan como una historia propia de Portchester que sucedió hace muchos años y que Gaiman conocía. Al no haber podido contrastar que efectivamente haya sido una vivencia del propio autor, os los voy a narrar de forma neutra. Vamos allá…
La anciana y su nieta
Nos toca hacer un viaje en el tiempo varias décadas atrás a la entonces pequeña localidad de Portchester, en el distrito de Fareham en Hampshire, Inglaterra. En el pueblo natal de Neil Gaiman, cerca del bosque a las afueras de la localidad, vivía una anciana con su pequeña nieta, quienes se habían mudado allí hacía unos años… Si por algo se caracterizaba dicha anciana, era por ser arisca y antipática, por lo que no tenía relación con los vecinos del pueblo. Pero si algo llamaba la atención de estos era que nadie había visto nunca a su nieta.

No tardaron en correr rumores sobre ella en Portchester, a la que apodaron “la mala madre” pero… ¿Qué era lo que le había sucedido a la anciana para que se comportase de esta manera y para que mantuviese “cautiva” a su nieta?
Antes de mudarse a Portchester, la anciana vivía junto a su hijo, su nuera y su nieta en otra localidad, hasta que tuvo lugar la tragedia… se desató un incendio que devoró la casa y acabó con las vidas de su hijo y de su nuera pero, en un acto de valor, la anciana entro a la casa para sacar con vida a su pequeña nieta, que entonces era tan sólo un bebé. Tal acto de valentía tuvo consecuencias para la mujer, cuyo rostro quedó desfigurado debido a las quemaduras causadas por las llamas.
Apodada «la mala madre»

Pero tal y como os contaba, lejos de ser considerada una heroína en Portchester, era apodada como “la mala madre”. Y si no fuera porque los vecinos habían escuchado las conversaciones de la abuela y la nieta, la risa de la niña, así como también habían llegado incluso a ver su silueta través de la ventana o en los columpios del jardín de la casa, habrían pensado que la niña no existía.
Se rumoreaba que, tras la tragedia sufrida por la familia, la anciana había decidido no permitir que le niña saliese para evitar que algo malo pudiese sucederle; también decían que, pese a haber sobrevivido al incendio, la pequeña también habría sufrido deformaciones en su rostro a causa del fuego. Pero quizás simplemente la anciana estaba “loca” y por ello la mantenía cautiva. Sea como fuere, nadie había visto a la niña jamás, lo que con el tiempo verle la cara a la pequeña se convirtió en un reto entre los niños del pueblo.
La terrible verdad sobre la niña
Una noche un grupo de niños de unos 10-11 años de edad, entre los que se decide que estaba el propio Neil Gaiman, acamparon cerca de la casa de la anciana. Y como si se hubiesen retado unos a otros, se propusieron ir a la casa de la anciana para verle la cara a la niña. Una vez llegaron allí, primero se asomaron por la ventana, pero al no ver nada decidieron colarse dentro. Y es que lo más probable es que abuela y nieta estuvieran durmiendo. Entrar en la casa no fue nada complicado, simplemente giraron el picaporte, ya que en aquellos años era tal la tranquilidad del pueblo que la gente dormía con la puerta abierta.

Todo estaba oscuro, por lo que recorrieron la casa en silencio. Pero lo que resultaba ya un tanto extraño era la mala olor que se respiraba en el interior, un olor que se intensificaba conforme se acercaba a la habitación de la niña. Cuando cruzaron el umbral de la puerta del cuarto, el olor a podrido se intensificó, pero eso no era lo único extraño de allí, ya que les sorprendió que el mobiliario fuera el de la habitación de un bebé, siendo que la niña tendría unos 10 años de edad.
Entonces decidieron asomarse a la cuna, y ninguno esperaba ver la escena que encontraron: sobre la sábana de la cuna estaban los restos carbonizados del bebé pero, eso no era lo peor, en lugar de ojos llevaba dos botones negros cosidos en la cara, y una costura en lugar de labios que cerraba su boca. Ante semejante imagen los niños no pudieron hacer otra cosa más que salir corriendo y gritando de la casa de la anciana. Alertaron a sus padres, así como a los vecinos de la localidad, que decidieron llamar a la policía.
La bruja de Portchester

Una vez los agentes se presentaron en la casa, sacaron de allí a la anciana, a la que internaron en un centro psiquiátrico en el que fue atendida por expertos. Y tal y como habían dicho los niños, allí encontraron los restos calcinados del bebé en la cuna. Porque la anciana sí entro a la casa de su hijo y su nuera para salvar a su nieta del fuego, pero lo único que pudo hacer fue recuperar sus restos.
Debéis saber que esto no fue lo más terrible que pudieron encontrar en la casa, y es que la anciana tenía decenas de libros de brujería, satanismo y rituales de magia negra pero ¿Con qué finalidad? Puede que os preguntéis… Los agentes continuaron investigando, lo que les llevó a encontrar bajo la casa lo que menos se podían imaginar: el cadáver de una niña de la localidad que había desaparecido hacía unos años.

Ante tal descubrimiento, los agentes interrogaron a la anciana que confesó que había tratado de transferir el alma de su nieta en el cuerpo de aquella niña. Sin embargo, una vez ingresada en el centro psiquiátrico, lo que extrañaba a los expertos es que la mujer no preguntaba por los restos de su nieta, jamás lo hizo, pero por lo que si preguntaba compulsivamente era por una muñeca de trapo.
La muñeca, de un metro de altura aproximadamente, había sido encontrado por la policía en la habitación de la anciana y era el recipiente que contenía el alma de la niña. Para ella la muñeca era su nieta, y era la silueta de esta la que los vecinos habían visto por la ventana y en los columpios del jardín de la casa. Pero lo que muchos se siguen preguntando es de quién eran las voces que se oían conversar con la anciana y, sobre todo, de quién eran las risas infantiles. ¿Conocíais esta supuesta historia real en la que Neil Gaiman se habría inspirado para escribir Los Mundos de Coraline? Os leo en los comentarios.