Teorías y Hechos Reales

El caso real que inspiró la película de El Exorcista

Sí, El Exorcista está basada en hechos reales, algo que tratándose del género de terror poco nos puede extrañar. Basar una película de este género en sucesos reales se ha vuelto algo ya muy habitual que ayuda a potenciar la experiencia del espectador, o al menos eso debería suceder. Tal y como recogí tiempo atrás en un post de curiosidades sobre el Exorcista, la película es la adaptación de la novela de mismo nombre escrita por William Peter Blatty. Pero a su vez, el escritor, se inspiró en un caso real de exorcismo del que algunos medios se hicieron eco en 1949. Os hablo de la posesión de Roland Doe.

Ciertamente el nombre de Roland Doe es un seudónimo que le dio la Iglesia Católica para proteger la identidad real del joven de Maryland, cuya verdadera identidad era Ronald Edwin Hunkeler. Y por aquel entonces tenía apenas 13 años. Pero antes de comenzar con la narración de la posesión de Ronald Edwin Hunkeler, debemos viajar al 3807 de la avenida 40 de la localidad de Cottage City del 15 de enero de 1949.

El caso real del Exorcista

caso real exorcista
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Y tal y como sucede en la película, todo comenzó con una Ouija. El joven Ronald solía practicar el juego de la Ouija con su tía Harriet, quien era una experimentada espiritista y utilizaba la tabla para comunicarse con los muertos. Pero la verdadera actividad «demoníaca» comenzó el 15 de enero, cuando Ronald y su abuela escucharon un goteo procedente del cuarto de esta. En esa habitación además la anciana tenía en la pared un cuadro de Cristo, el cual comenzó a sacudirse como si alguien estuviera golpeando la pared de detrás.

Tras este suceso, que podemos tachar de puntual, comenzaron a escucharse arañazos en la madera del suelo. Los padres de Ronald no le dieron mayor importancia, achacándolo a una posible plaga de ratas o ratones. Pero los ruidos continuaron a lo largo de 11 días, hasta el 26 de enero. Justo es día falleció la tía Harriet, parece ser que a consecuencia de la esclerosis múltiple que padecía. Ese mismo días los arañazos acabaron, pero empezaron a producirse otros extraños ruidos en la habitación del muchacho.

falleció el 26 de enero de ese mismo año a consecuencia de la esclerosis múltiple que padecía. Pero ya antes de este fallecimiento, el joven adolescente había empezado a mostrar cambios en su conducta, además de escuchar arañazos y golpes debajo del suelo. Esto también sucedía detrás de las paredes, lo que hasta entonces podrían haber achacado a ratones y no haberle dado mayor importancia.

Los sucesos tras la muerte de Harriet

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El fallecimiento de la tía Harriet no sirvió más que para empeorar las cosas. En presencia de Ronald, ya fuera en casa o en colegio, se sucedían hechos extraños e incluso la actitud del chico cambio. Sus padres decidieron someterlo a un estudio médico pero el diagnóstico fue favorable, diciendo que habían encontrado en él nada extraño. Y fue precisamente este diagnóstico lo que les llevó a recurrir a la Iglesia Luterana.

Pese a que los progenitores ya pensaban que todo lo que sucedía era cosa de la tía Harriet, el pastor Luterano no compartía ese pensamiento. De hecho no creía en los exorcismos, algo que relacionaba directamente con la Iglesia Católica. Por lo que la única solución que pudo aportarle a la familia fue la de orar.

Pero el 17 de febrero hubo un cambio en los acontecimientos. Empeorando la situación en la casa del joven, el pastor Luterano pidió a los padres que lo llevasen a su casa para que pasase allí la noche. Cuando el reloj dio la media noche, la cama de Ronald comenzó a sacudirse, tal y como sucedía en la casa del chico. El luterano optó por que se tumbase en el sillón, el cual se volcó lentamente hacia delante con Ronald, por lo que decidió que lo mejor era tumbarlo en el suelo sobre unas mantas. Pero a las 3 de la mañana el chico y las mantas se movían como una sola cosa, despacio, por debajo de las camas.

Recurriendo a la Iglesia Católica

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El 26 de febrero, cumpliéndose el primer mes desde la muerte de Harriet, comenzaron a aparecer arañazos y las marcas en la piel del chico. Eran similares a los que podría hacer un gato, sólo que parecían tener formas de letras. Este suceso, sumado a lo sucedido aquella noche del 17 de febrero, hizo que el pastor Luterano les enviase a visitar a un sacerdote católico, ya que eran ellos quienes sabrían como tratar el asunto.

La familia de Ronald contactó con el padre E. Albert Hughes quien, tras comprobar por sí mismo que el chico mostraba evidencias de una posesión demoníaca, pidió al Arzobispo O’Boyle permiso para proceder a realizar el exorcismo. Pero este acto debía realizarse en un lugar sagrado, por lo que decidió ingresarlo en el Hospital Universitario de la ciudad. Y fue allí, dónde Ronald le clavo a Hughes en el brazo izquierdo uno de los muelles del colchón.

Tras estos sucesos, la familia decidió mudarse a St. Louis con unos familiares. Una vez allí, los Hunkeler recurrieron al padre Bishop, al padre Bowden y a Walter Halloran. Así pues el 21 de marzo el joven Ronald fue ingresado en una habitación de seguridad del Hospital de los Hermanos Alesianos.

Recogido en un diario

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El proceso de exorcismo de Ronald Edwin Hunkeler duró un mes aproximadamente, un tiempo en el que mostró los síntomas propios de una posesión: hablaba en latín, reaccionaba de forma violenta, insultaba a los curas e incluso llegó a herir a uno de ellos. Pero afortunadamente, el 18 de abril de 1949, estando en el Hospital de los Hermanos Alexianos de San Luis, la posesión llegó a su fin.

Según se tiene documentado, después de casi un mes de repente Ronald comenzó a gritar: “¡Satanás! ¡Soy el Arcángel Miguel, y te ordeno, Satanás, y a los otros espíritus malignos, que abandonéis el cuerpo en nombre de Dominus ¡Inmediatamente! ¡Ahora! ¡AHORA! Este suceso fue lo que marcó el final del sufrimiento de la familia Hunkeler y en especial del muchacho. Tras la salida de Ronald del Hospital, clausuraron la habitación en la que había tenido lugar el exorcismo.

El proceso de la posesión así como del exorcismo de Ronald fue recogido en un diario de 24 páginas por uno de los jesuitas que realizó el exorcismo, Raymond J. Bishop. Y hasta donde se sabe, se hicieron unas cinco copias de este diario, de las cuales una llegó a las manos del padre Eugene B. Gallagher.

Un exorcismo investigado y documentado

El relato del suceso real que inspiró la película de «El Exorcista» que os he traído aquí, es un extracto del proceso de investigación que recopiló Thomas B. Allen. Lo podréis encontrar tal cuál en su libro Posesión: Historia real de un exorcismo, os dejo el enlace para que podáis leerlo por vosotros mismos. No obstante, también os dejo un enlace a uno de los artículos de la época publicados por el Washington Post. Te invito a que me dejes tu opinión en los comentarios ¡Nos leemos en el próximo post!

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