Muchas son las mujeres que han marcado un antes y un después a lo largo de la historia, han sido unas adelantadas a su tiempo y pioneras del cambio. Una de ellas es Dorothy Arzner, la única mujer cineasta en Hollywood durante la década de los 30, que además es considerada la primera feminista de la industria del cine estadounidense. Pero ahora seamos sinceros ¿alguna o alguno la conocíais? Lamentablemente ha sido una desconocida para la gran mayoría, pese a lo importante que fue su labor en el séptimo arte.
Y es que la censura establecida en Hollywood debido al Código Hays, la transgresión que hacía el cine de Arzner y el hecho de ser mujer en una industria dirigida por hombres, hicieron que fuese desconocida y olvidada durante largo tiempo. No obstante Dorothy Arzner podía presumir de haberse forjado una de las carreras más fructíferas y duraderas como cineasta, además de servir de ejemplo para muchas mujeres que se decidieron a entrar en la industria del cine.
Forjando su carrera como cineasta
Antes de comenzar su estelar carrera cinematográfica, Dorothy Arzner ya estaba acostumbrada a tratar directamente con guionistas, actores y directores, ya que trabajaba como camarera en el pequeño restaurante que tenía su padre en Hollywood. Fue después de la Primera Guerra Mundial cuando Arzner pasó a formar parte de la industria cinematográfica, trabajando como secretaria del departamento de guiones de Famous Players-Lasky.
Su talento natural en este arte la hizo crecer rápidamente como profesional: hizo de script, recortadora de negativos y montadora, siendo su mejor trabajo el montaje de las secuencias del tiroteto de Blood and sand (1922), dirigida por Fred Niblo. Volvió a mostrar su valía como montadora en el western de James Cruze, The Covered Wagon (1923), que le sirvió para que Paramount Pictures le encargase la dirección del largometraje Fashions for Women (1927), todo un éxito tanto para el público como para la crítica.
Junto a este largometraje llegaron dos más que la consolidaron como cineasta: Ten Modern Commandments (1927) y Get Your Man (1927). Pero serían The Wild Party (1929) y Christopher Strong (1933) las que le darían prestigio, aunque si hay una película a destacar por encima del resto esa es Craig’s Wife (1936), que fue todo un éxito.
Arzner y su cine con sello feminista
Si por algo se caracterizaban las películas que dirigía Arzner era porque, sin romper con el cine conservador de aquellos años, introducía personajes femeninos solitarios, que no necesitaban a un hombre para vivir, fuertes, inteligentes y que luchaban por alcanzar sus derechos y su felicidad. Y como supondréis aquello no era nada normal en las primeras décadas del siglo XX, bueno, de hecho este tipo de personajes han empezado a despuntar poco a poco a partir del cambio de siglo.
Arzner también acostumbraba a mostrar una imagen nefasta del matrimonio entre hombre y mujer, con relaciones frustradas, rupturas, oportunidades desperdiciadas, etc. Además los personajes masculinos parecen no tener mucha idea de cómo manejarse en el matrimonio. Vamos, que el mensaje que mandaba Arzner está más que claro: las relaciones entre hombres y mujeres están destinadas a fracasar. Como contrapunto acostumbraba a incluir en sus películas relaciones entre mujeres, las cuales se caracterizaban por no tener ningún problema, por tanto daba a entender que era la opción más sana.
Esta visión tan positiva de Arzner sobre las relaciones entre mujeres, frente al fracaso del matrimonio heterosexual, se debe a que ella era lesbiana. Por tanto lo que hace es plasmar en una película su forma de ver la vida, de entender el matrimonio y, sobre todo, empoderar a la mujer e intentar darle el lugar que realmente le corresponde. Cosa que no podía hacer siempre que quería.
Personajes femeninos fuertes e independientes
Los personajes femeninos de la filmografía de Arzner están basados en ella misma, por lo que creó un arquetipo de mujer al que hoy en día se bautizaría como feminista. Recordar que estamos hablando de la década de los años 30. La cineasta, por tanto, fijaba toda su atención en las protagonistas, dejando al hombre en una especie de segundo plano. Además, para encarnar a sus personajes femeninos trabajaba con actrices del momento: Katharine Hepburn, Sylvia Sydney, Claudette Colbert, Rosalind Russell o Merle Oberon entre otras.
Ahora bien, si hay un largometraje de Arzner que mejor refleja este trasfondo femenino de su obra, esa es Dance, Girl, Dance (1940). Donde Lucille Ball y Maureen O’Hara interpretan a dos amigas que encaran su carrera de forma muy diferente, por su parte Ball da vida a una mujer que aprovecha su físico para convertirse en una famosa vedette. Mientras que O’Hara quiere forjarse una carrera como actriz, pero no le queda más remedio que ser la telonera de su amiga. Con este film Arzner también muestra que sus protagonistas tiene multitud de matices, que no son ni buenas ni malas, sino una combinación de ambas. Como todos.
Debo añadir además que en 2007 esta película se seleccionó para ser preservada en el Registro Nacional de Películas de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso como «cultural, histórica o estéticamente significativa». No obstante como último dato sobre Arzner deciros que cuenta con una estrella en el Paseo de la fama de Hollywood en el número 1500 de Vine Street, como homenaje a su carrera profesional.
Nos leemos en el próximo post.