Esta crítica-análisis de La Monja está cargada de spoilers, sí, es una faena pero para poder opinar sin tapujos y de forma clara es necesario, es que hay tanto que decir. Pero bueno no os preocupéis porque no os vais a topar con ningún spoiler sin avisar, irán bien marcaditos para que no leáis aquello que no queréis saber antes de ver la película. O bueno, puedo ir a lo traidor y manteneros en tensión durante toda la lectura porque no sabéis en que momento os puede aparecer uno ¡No que es broma! Una vez que ya la hayáis visto, os invito a leer el análisis completo.
La versión oficial de la sinopsis de The Nun (repasito rápido de inglés) cuenta que el suicidio de una monja en una abadía de clausura en Rumanía ha removido las entrañas del Vaticano, aunque apenas quieran aparentarlo. Saben que algo está pasando, por lo que deciden enviar allí a una novicia y a un sacerdote para que investiguen lo que sucede. Finalmente descubren que no es un lugar sagrado y que allí reside uno de los demonios más poderosos y temibles, Valak el profanador.
Como veis la trama es simple y sencilla, no tiene mucho más de lo que leéis aquí y eso es una pena. Porque te deja con demasiadas preguntas y temas que han quedado en el aire, vale que compro la forma en la que han unido La Monja con Expediente Warren (lo comentaré más adelante), pero hay otros temas que la verdad no se pueden coger ni con pinzas ni con imperdibles. Os adelanto subjetivamente que es muy entretenida, y que toma la tensión por bandera, de hecho hasta abusa de ella, así que como dijo Jack el destripador ¡Vamos por partes! ¡Acción!
Una trama descafeinada con un desconcertante desarrollo
Si partimos de la base de que la sinopsis es la punta del iceberg de la historia, lo que uno espera cuando se sienta en la butaca del cine es ver lo que se esconde bajo el agua. Y lo triste es que más que un iceberg, nos topamos con un cubito de hielo. Ya sabéis que un determinado momento de la trama se revela que es lo que está pasando en realidad en la Abadía o cual ha sido la causa de que el mal se haya apoderado de ella, y si pensábamos que ahí llegaba la brillante vuelta de tuerca que esperábamos con ansias lo que nos llevamos es una enorme decepción:
[SPOLIER] Aproximadamente a mitad de metraje la novicia Irene está en lo que parece ser la cocina de la abadía con otra monja, la Hermana Oana. Esta le cuenta la historia de la Abadía y se remonta a los años oscuros en los que el antiguo dueño del lugar llevó a cabo un ritual para traer a la Tierra al demonio Valak. Pero los Templarios llegaron en el momento exacto, evitaron la llegada de Valak y cerraron la puerta gracias a una reliquia: la sangre de Jesucristo. Y para mantener el lugar a salvo las monjas decidieron quedarse allí, pero durante la Guerra Fría hubo un bombardeo en la Abadía que finalmente abrió la puerta he hizo que Valak resurgiera.
Entones aquí la cuestión es, si antes hizo falta llevar a cabo un ritual cómo tratas de venderle al espectador que con un simple bombardeo se ha abierto la puerta. Es que eso ya de por sí hace aguas, pero claro, te pones a pensar otras posibilidades como: monjas que leen una invocación por error, o que la invocación haya sido llevado a cabo por varios miembros del ejército o cualquier otra cosa y es que ya lo hemos visto todo. Si la intención era no repetirse lo que han hecho es quedarse un poco… escasos. Hubiese convencido más que varios miembros del ejército al tratar de tomar la Abadía, matasen a alguna monja de forma cruel, y que eso liberase a Valak. [FIN SPOILER]
Los saltos en el tiempo de La Monja
Pero es que resulta que la trama en sí no es lo único que hace aguas en La Monja. Hasta ahora, si por algo marcaban la diferencia las películas del Universo Expediente Warren, era porque el desarrollo de la historia era progresivo, iba de menos a más ¿qué quiere decir esto? Pues que se iban introduciendo poco a poco los elementos de tensión: la actividad paranormal, para que esta cada vez fuese superior hasta el punto de tener que pedir ayuda finalmente al matrimonio Warren, eso en The Conjuring y en El caso Enfield, quienes conducen la historia hasta el desenlace final.
En La Monja han roto este esquema de desarrollo nada más empezar. Ya en la introducción comenzamos con el suicido de una de las Hermanas de la Abadía, que es encontrada por el granjero que les suministra los víveres. De pronto de ahí pasamos a estar en el Vaticano, donde se evalúa la gravedad de la situación y se decide enviar allí a investigar lo sucedido al Padre Burke junto con la Novicia Irene. Acto seguido vemos como el Padre Burke trata de convencer a Irene de ir con él hasta Rumania, pero ella afirma no ser la persona que está buscando, por tanto tenemos la negativa de Irene que no pretende ir hasta allí. Y ¿adivináis lo que sigue? En la siguiente escena ambos están en Rumania llamando a la puerta de Maurice.
Por si esto nos parecía poco, una vez que ya están dentro de la Abadía, digamos que el orden o sentido con el que comienzan a ir sucediéndose los siguientes acontecimientos no sigue un esquema o línea de desarrollo. Simplemente introducen escenas con las que buscan mantener al espectador en tensión así como el susto fácil, lo que no significa que por ello no esté más que trabajada la escena y la escenografía.
La historia paralela del Padre Burke [SPOILER]
Y con lo que viene ahora se apuntan otro tanto, con esto voy a ir al grano. Resulta que el Padre Burke se ocupó de un caso de posesión de un niño de corta edad al que no puedo salvar, esta historia se la cuenta a Irene la primera noche que duermen en la Abadía. A partir de este hecho digamos que el papel del Padre Burke en la película tiene como un desarrollo paralelo a la trama principal, ya que Valak lo que hace es presentarse ante el Padre con la forma del niño poseído.
Parece que esta es una forma de decirle al espectador que Valak lo que hace es que te enfrentes a tu mayor temor, o en su defecto a ese capítulo negro de tu vida que por mucho que pase el tiempo no consigues superar. Pero claro, esto sólo pasa con el Padre Burke, por lo que volvemos a tener más de lo mismo, una mezcla de diferentes elementos que entre ellos siembran la discordia, y ya se sabe cómo son luego las resacas.
La Monja repite viejas pautas con algún que otro guiño
El efecto que no consigue lograr con la trama en el espectador, suele suplirse con el terror gratuito, es decir, recreando situaciones de tensión que terminen en un susto que te haga saltar de la butaca. Es por ello que en La Monja hay un exceso desorbitado de tensión, que no sólo es constante sino que además se hace pesado, pero claro es lo que hace que la película sea entretenida.
Lo malo es que esto ya surte el mismo efecto si las escenas de terror que nos presentan ya las hemos visto antes. [SPOLIER] En El caso Enfield recordaréis la escena en la que la hija del matrimonio Warren ve a Valak en el pasillo, y entonces Lorraine le sigue hasta la habitación en la que Ed ha colgado el cuadro de la monja en la pared. En el otro extremo del cuarto vemos aparecer una sombra que recorre todo el tramo de la pared hasta situarse perfectamente encajada detrás del cuadro. Es entonces cuando Valak se materializa y corre hacia Lorraine.
Es justo esta escena la que se repite, sólo que en vez de llegar hasta un cuadro lo que hace es reflejarse en un espejo que está situado estratégicamente frente a la cruz hacia la que rezan las monjas en la capilla. Una escena que sin duda está más que cogida con pinzas, pero claro cómo iban a dejarse eso fuera. [FIN SPOILER]
Otro susto o escena del manual “made in” Expediente Warren, es el tema de los suicidios en los que se recurre a la soga. Lo vimos en un par de ocasiones en The Conjuring y prácticamente se han repetido esas mismas veces en La Monja, sólo que en ese caso han decidido llevar esas escenas más allá.
A nivel técnico y visual es poco blasfema
Dejando atrás la crítica de La Monja a nivel narrativo, toca hablar un poco de la técnica y la calidad de la imagen. Y la verdad es que por ese lado se puede ir uno contento del cine, porque nos brinda escenas de una calidad visual impresionante. Algo bueno tenía que tener ¿no? Pero ya que se trata de una película en la que un demonio se está apoderando de lo que viene siendo un lugar “sagrado”, hay una enorme escasez de blasfemia.
Que aparezca un cristo sin cabeza, el hecho de que una monja se suicide o ver a Valak sobre las aguas en una burda imitación de Cristo pues… se queda en que se ha hecho lo justo. Eso sí, por cruces no será, porque en eso sí que no han escatimado. Pero parece ser que hay miedo, que cuando se quieren abordar ciertos temas religiosos y no tan religiosos, tocar según qué aspectos genera el temor de despertar alguna “fuerza” o “energía” con la que es mejor no jugar. De hecho para quienes no lo sepáis, el equipo de rodaje llevo a un cura al set para que lo bendijera, así que con eso creo que ya se ha dicho todo.
¿De qué forma conectan La Monja y Expediente Warren?
Probablemente esto sea una de las mejores cosas que han hecho en La Monja, por no decir la mejor. Y es que la clave de todo es Maurice ¿Recordáis el caso que expone el matrimonio Warren en The Conjuring? Un granjero franco-canadiense había sido poseído, y durante su exorcismo Lorraine tuvo la visión de Valak mostrándole la muerte de Ed. Pues resulta que ese granjero es Maurice, a quien durante su enfrentamiento cuerpo a cuerpo con Valak, este le introduce por la boca una víbora que posteriormente dará lugar a su posesión.
Pero esto conlleva que otra cuestión quede en el aire, ya que al Padre Burke una víbora similar de un mordisco provoca que pierda la visión de su ojo izquierdo, lo que también podría dejar cierto tipo de secuelas en él que a lo mejor dan para otro spin-off, quien sabe. Y ya para rematar la faena, hay que echar un vistazo a Annabelle Creation, donde vemos aparecer de refilón a Valak, cuando resulta que la historia que narran en La Monja tiene lugar tres años antes que esta película, y por lo tanto no podría ser posible la existencia de esa foto.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Una reseña magnífica.
Como dices, la película es mediocre en cuanto al uso de las elipsis y abusa bastante del «jump scare». Yo añado que me pareció groserísimo el flashback en el que se invoca al demonio y aparecen los templarios sobre la bocina. ¿De verdad era necesario algo tan visual y poco sugerente? Me cuesta creer que el director alterne escenas tan finas como cuando Valak se aparece ante la prota dejando entrever su mirada amarilla de soslayo, con obviedades tan enormes. ¿Pero sabes qué pasa? que igualmente entro al trapo. Creo que aquí se ha querido dar un viraje hacia un tono más cercano al de Evil Dead (ojo a las monjas zombie decapitadas, o a los alivios cómicos que aporta el franchute) que al de anteriores películas del universo, como The Conjuring o Anabelle. Y me parece que no les ha quedado mal del todo.
En cuanto al tema de la resurrección de Valak por los bombardeos, pienso que la esencia del demonio no fue devuelta al infierno, sino que más bien se quedó a medio cocer por el rito interrumpido, permaneciendo en estado semi-latente entre los muros de la abadía. Solo bastó un hecho traumático cargado de maldad universal -como es una guerra- para que el mal acabase de «cuajar». Es como los huevos de rana que se mantienen en Stand By hasta que llueve y pueden eclosionar.
Y ya lo que me termina de inclinar la balanza hacia el lado positivo es el Arte del film. Me encanta el diseño de la Monja por muy copia de Marilyn que sea, flipo con la aldea sometida por el mal y su taberna colmada de vecinos muertos de miedo (guiño a innumerables cintas de terror clásico como Drácula de la Hammer o un hombre lobo americano en Londres), y sobre todo, me fascinan las entrañas de la abadía que conducen a esa puerta con la maravillosa cita que reza: aquí acaba Dios.
En fin, que como la mayoría de pelis de terror tiene sus pros y sus contras, pero lo que es innegable es que funciona y hará disfrutar a los amantes del género tranquilamente.
Felicidades por el texto¡. Un saludo ;D
Me enamoré de la hermana Oana, es preciosa y encantadora , me gusta mucho más que la monja Valak