La adaptación a la Gran Pantalla de ¡Cómo el Grinch robó la Navidad! fue un proyecto que Universal Estudios dejó en las buenísimas manos del director y productor Ron Howard. Ya que fue él quién consiguió que la viuda de Theodor Seuss Geisel (Dr. Seuss), Audrey, vendiera finalmente los derechos de la obra de su marido a Universal. Con Howard encabezando el proyecto, fue Michael Corenblith quien se incorporó al trabajo como Diseñador de Producción de la película, siendo Corenblith el artista que dio vida a la navideña Whoville así como a la guarida del Grinch.
Así que previamente al inicio del rodaje de El Grich en septiembre de 1999, Michael Corenblith y su equipo comenzaron a dar forma a los escenarios del centro de Whoville, el barrio Lou Who y la cueva del Grinch. La idea era crear un pueblo y un ambiente atemporal, pero al mismo tiempo que tuviera la esencia descrita por el Dr. Seuss en sus cuentos. Y es que sus cuentos fueron la referencia principal que uso el equipo a la hora de diseñar los edificios y darles color, aunque aquí hay mucho más que rascar.

Tal y como cuenta la directora artística de la película, Lauren Polizzi, en su blog, necesitaron un total de 7 escenarios de Universal Studios para construir todos los decorados. Y todos los elementos que aparecían en escena previamente debían haber sido “quien-ificados”, por lo que trabajaron mano a mano con la maestra de utilería Emily Ferry y todo su equipo. Aunque lo mejor es que analicemos escenario por escenario.
Construyendo el centro de Whoville

El escenario de Whoville fue concebido por Michael Corenblith como si se tratase de un pueblo de la Edad Media, y al estar fuertemente influenciado por la festividad de la Navidad, el eje central del pueblo era el enorme árbol de navidad. En el libro el Dr. Seuss apenas describe Whoville como un pequeño conjunto de casas con tejados de paja, por lo que Corenblith estudió las ilustraciones de bellas artes del autor para plasmar en los edificios de Whoville esas formas distintivas de Seuss.
Según Lauren Polizzi el pueblo se construyó en el escenario número 12 de los Estudios Universal, y cada artista era responsable de manera individual de cada edificio. Por ejemplo, el Ayuntamiento tiene influencias de la arquitectura griega, mientras que los almacenes Farfingles tienen influencias del art Nouveau parisino. Por cierto, este impresionante set sigue todavía en pie y puede visitarse en el Tour que realizan los Universal Studios por sus instalaciones.
El vecindario de Lou Who

La casa de la pequeña Cindy Lou así como la de la amada del Grinch, Marta, las encontramos en un barrio residencial que se encuentra a las afueras de Whoville. Este escenario fue construido al aire libre, en la parte trasera de los Estudios Universal y se componía de unas pocas casas. En cuanto a la decoración del interior de las viviendas, está basada en la de los suburbios de los 50, algo que encajaba con el estilo de las ilustraciones de Dr. Seuss.
La Cueva del Grinch

Finalmente nos toca trasladarnos a la cumbre del Monte Crumpet, lugar en el que se ubica la cueva del Grinch. El exterior se construyó en un set mientras que el interior se hizo en otro diferente, tal y como explica Lauren Polizzi. Volviendo a los exteriores, el monte fue construido por el equipo de producción sobre una estructura escalonada de madera situada en una plataforma. Sobre dicha estructura colocaron posteriormente bloques de espuma, que fueron tallados para crear esas formas rocosas y formar el camino que conduce a la entrada de la cueva.

En cuanto al interior de la cueva, lo que encontramos es un espacio completamente opuesto a Whoville, oscuro y sin atisbos de alegría. En su diseño Michael Corenblith dio prioridad al espacio, dotando al Grinch de los muebles justos y todos ellos con un diseño industrial, pero “quien-ificado”. Al vivir alejado de Whoville y tener que sobrevivir con sus propios recursos, esto debía quedar reflejado en los “muebles” y elementos que adornaban su cueva. Al mismo tiempo la idea era que tuviera el espacio suficiente para poder saltar de un lado para el otro, y sobre todo para aterrizar sin problema cada vez que bajase por el tobogán.